miércoles, mayo 12, 2010

En el bosque (3ª parte)





El final de la cacería esta cerca, lo presiento. Oigo los bufidos de terror del monstruo cada vez más cerca. Veo retazos de ese cobarde entre las ramas de los árboles, tropieza casi a cada paso. No tiene coraje ni disciplina alguna, privado del poder que le otorgaba la luz de la luna llena, pronto no sea más que otra muesca en la empuñadura de mi gladius.

Le oigo gritar lleno de desamparo y al fin le alcanzo. El muy estúpido ha corrido en dirección al río Pasdan. Su idiotez me ahorra unos cientos de metros de carrera, le agarro de los pelos justo cuando se está adentrando en la corriente. Sin más dilación, le corto la garganta como al perro que es, ni tan siquiera tiene la dignidad de morir en silencio y gimotea y patalea mientras le sujeto contra el suelo con mi rodilla en su espalda.




En unos segundos deja de forcejear, pero para asegurarme de que no es un truco de la bestia, desenvaino mi pugio y se lo clavo en la nuca, procurando que la punta llegue a su cerebro. Solo entonces permito que mi cuerpo se relaje, me siento en una roca elevada, desde donde contemplo el cadáver. El odio me abandona, en este momento pienso en Palio el joven, que murió en la taberna sin siquiera saber quien le mató, o Druss el Sammio, que era un extranjero en el imperio como yo. No podre compartir el fuego del campamento con ellos otra vez.

Sin embargo, mis problemas acaban de empezar. Soy el único superviviente de la decuria y el único testigo de lo que ha sucedido. También soy un Caernio, un extranjero.

Mis hermanos legionarios han muerto en las tierras de mi tribu. Pensarán que soy un traidor y he tenido algo que ver en sus muertes. No guardo esperanzas de que me crean, no puedo regresar con la legión, si lo hago acabaré crucificado. Tendré que afrontar las consecuencias. Dentro de unos días, la maldición de los magos sacerdotes del imperio me alcanzará por desertar y quedaré marcado para siempre.

Al menos, hermanos, os he vengado, que se me lleve el infierno si ese es mi destino.




martes, mayo 11, 2010

En el bosque. (2ª Parte)

(a la primera parte)

Carne y sangre, es lo único que me importa. Por desgracia no puedo tomarlas, ni aun cuando el ojo de la Madre está visible en el cielo, en ese momento es cuando debería poder ser feliz y tomar lo que deseo. Pero debo obedecer a mi padre, que me trata como a un siervo.


Paso cada día reteniéndome, atemorizado de cometer un error que revele mi auténtico rostro a la gente de la aldea. Pero son ellos los que deberían temerme, soy el favorito de la Madre. Cuando ella me mira, me transformo en su bestia de caza. Tengo las astas del ciervo, los colmillos del lobo y las garras del oso, no me hacen daño los golpes y puedo correr tras mi presa toda la noche.


Cada vez que la luna llena visita el cielo, mi padre me encadena en el sótano. El olor de la carne. Hombres, mujeres, niños, llega hasta mi, pero no puedo hacer nada salvo retorcerme y tratar de escapar. Eso cambió hace tres días.


Llegaron a mi pueblo soldados del imperio. Hombres forrados de metal provenientes del oeste, guerreros que conquistaron estas tierras en los tiempos de mi bisabuelo. Un grupo de ellos de se quedó aquí en nuestra aldea, apenas diez, aquel día sentí algo distinto en mi padre.


Esa misma noche comenzaba el plenilunio, pero cuando regresé a casa desde el campo, mi padre no estaba en casa. No había nadie para encadenarme, casi lo hago yo mismo porque cuando has sido esclavo tanto tiempo no sabes que hacer con la libertad. Pero no lo hice, comprendí los deseos de mi padre, comprendí que había estado reservando mi furia para cuando de verdad hiciera falta.


De noche, sentí la caricia de La Madre, escuché sus susurros y promesas, pero sabiendo que esta vez, los tendría. El dolor es grande cuando mi cuerpo cambia, sangre y jirones de piel quedan esparcidos por todas partes, en ese estado solo puedo calmar mi sufrimiento devorando algo vivo.


Derribé la puerta de mi casa, aullando. No había nadie en las calles, solo podía verse una luz en una de las casas, la posada donde se habían hospedados los soldados extranjeros. Corrí sobre mis cuatro garras hasta el edificio y salté, atravesando la ventana. Caí sobre uno de los hombres, que estaba de espaldas a ella, le mordí el cuello y le partí de una vez todas las vértebras. La sangre, la carne...Eran deliciosas, pero lo mejor era contemplar los rostros de miedo de sus compañeros, sorprendidos, confusos, aterrados.


Me abalancé sobre otro, le desgarré la garganta y bebí de la herida. Sentí como me apuñalaban la espalda, pero esas pequeñas heridas no podían detenerme, cuando acabé con mi segunda presa me giré para devorar al resto. Entonces uno de los hombres me arrojó por encima las brasas ardientes de la chimenea, era alto y moreno, con los rasgos de la gente de mi raza. Un maldito traidor.


el acero y la piedra no pueden nada contra mi, pero el fuego si. Aullé de dolor y huí, no recuerdo cuanto tiempo estuve corriendo. Desperté en las colinas al amanecer, regresé de nuevo al pueblo, esta vez como hombre y observé desde la linde del bosque como los supervivientes de mi ataque forzaban a mis vecinos a abandonar sus casas, luego les prendían fuego a todas y se marchaban a paso ligero, por las colinas, evitando el bosque.


Les seguí desde una distancia prudencial y aquella noche volví a atacarles, esta vez no me dejé amilanar por el fuego que usaron en mi contra, aquella noche maté a tres de ellos. El resto solo pudo escapar porque mi hambre era tal que me paré a devorar a los caídos.


Me oculté durante el día. Supe que el traidor les había hablado a los que quedaban de mi naturaleza y querrían matarme cuando estoy indefenso, varias veces estuvieron cerca de dar conmigo, pero les eludí.


Cuando llego la noche, fueron ellos quienes trataron de escapar de mi. Pero les dí alcance y les forcé a entrar en el bosque, uno a uno les atrapé y devoré, a todos menos el traidor. Un hombre listo que sabía que su armadura y su escudo no le servirían contra mi, y los había abandonado para que no le estorbaran.


Pero al final, ni eso evitó que le diese alcance, salté sobre el. Pero en mi ansia de venganza no reparé en la luz del día que ya empezaba a verse. Mientras forcejeábamos, me di cuenta de que poco a poco se imponía a mi. La luna se había marchado y el traidor, sujetándome me dio una puñalada en el brazo, me habría dado otra en el corazón si no hubiera logrado zafarme de el.


Ahora corro de mi antigua presa, Madre, trae la noche, Madre, trae la luna llena!


No me abandones.

En el bosque. ( I parte)


Aqui me encuentro, de nuevo en los bosques de mi infancia. Un lugar hermoso, pero inmisericorde que me vió dar mis primeros pasos. Esto fué mucho antes de conocer las calles de Volta, igualmente bellas y mortíferas para el inexperto. Antes de la campaña contra las tribus del este de Alwood, antes de amarte y perderte, antes de darme cuenta de quien soy realmente.


En este día de muerte soy el último que queda de mi decuria. Además de mis compañeros, he perdido mi armadura y mi escudo, pero no me importa ya que ahora solo sirven para aminorar mi paso y tengo que ser rápido, puesto que estoy de caza.


Voy a matar a un hombre desarmado que corre a unas pocas docenas de metros delante mia. Los árboles entorpecen mi vista, pero no importa, siento hacia donde huye. Mi pueblo derrotó al tigre de dientes de sable y al oso cavernario. Yo soy heredero de lo titanes de antaño y mis sentidos están afilados, mis músculos funcionan como los engranajes del reloj de la Gran Torre, mi rabia funde el acero.

Oigo los pasos que da en su carrera frenética y con cada una de mis zancadas recorto la distancia que separa a mi presa del final de sus días.


Es curioso que hace unos días mis hermanos de armas y yo fuésemos su presa, ahora la marea ha cambiado. Mientras corro tras el recuerdo cuando era niño, en la aldea. Nos sentábamos alrededor del fuego cada noche a escuchar las antiguas historias de nuestra gente, rememoro una vieja historia contada por el Anciano, un cuento que se narra lejos del oido de los magos sacerdotes y los funcionarios Imperiales. Historias que pueden llevar a la hoguera a quien se atreve a contarlas.


Y por eso las recuerdo.


Veo al anciano vestido con pieles de animal, el rostro embadurnado de grasa y arcilla blanca y roja. Nos habla en la lengua de nuestros ancestros y lanza puñados de polvo al fuego, que estallan como si fueran fuegos artifciales e inundan el aire de olor a sulfuro y miedo.

Puedo verle y escucharle como si estuviese frente a mi, sostiene las manos contra sus sienes y alza sus índices para imitar las astas de una bestia.


El Massan.


Rememoro como el Anciano nos cuenta el pacto que algunos hombres hacen la Diosa, la madre del bosque. Le entregan en sacrificio a un hijo legítimo y luego yacen con ella. La siguiente luna llega, la Madre del bosque le da a este hombre un Massan nacido de su propia semilla. Esta bestia parece un niño normal, pero cuando llega a la edad de ser circuncidado y hacerse hombre, adquiere la capacidad de convertirse en una bestia las noches de luna llena.

En su historia, el Anciano nos previene del peligro. Ni la piedra ni el hierro hacen mella en la carne del Massan cuando cambia la piel y se convierte en bestia. Nos dice también que no debemos fiarnos de un hombre que tenga una sola ceja sobre ambos ojos, ni de uno que tenga los ojos amarillos, del color de los de los lobos. Estos son los rasgos que marcan a un Massan y permiten diferenciarlos de los hombres normales.

El Anciano de mi pueblo era un viejo borracho.
El hombre que nos ha perseguido durante 3 noches y al que ahora yo doy caza no era cejijunto, ni sus ojos mostraban un color extraño. Pero sangra, conseguí cortarle con mi gladius cuando la llegada del alba le transformó de nuevo en hombre.


Y si sangra, es que puede morir.



martes, abril 27, 2010

En mi mano izquierda.

En ella me falta un peso familiar. Ya no noto los tirones que le dabas a la correa, no me llevas a paso ligero ni te escucho ladrar a cada perro con el que te cruzas.


Febrero de 1999

Paseo con Linda, hace frío, es de noche. Me cruzo con un ser asustado y tembloroso. Con las orejas gachas y el rabo entre las piernas que comienza a seguirnos. Estas solo, nadie de los que por allí están te reclama. Me dicen que han visto a una pareja entrar al Tentadero contigo y que te han dejado allí y se han ido. Te cojo en brazos y te llevo a casa, esa noche duermes en una manta a los pies de mi cama.

Junio de 1999

Te llevo suelto porque todavía no te conozco bien ni se que eres una fiera encerrada en el cuerpo de un perro faldero. Pasa un gato y sales corriendo tras el, estoy la siguiente hora buscándote hasta que al llamarte escucho tus ladridos. No se como, pero te has metido en el centro de un arbusto del que ahora no puedes salir. Cuando te saco te olvidas del miedo, con mirada depredadora, despierta y viva estudias la zona, sigues buscando al gato.

Agosto del 2000

Lucía, la hija de unos vecinos, toma como costumbre sacar a todos los perros del barrio junto al suyo. Te conviertes en el perro alfa durante un tiempo, hasta que la niña crece y pasa a interesarse más por Operación Triunfo que por correr de un lado a otro detras de cinco perros.

Octubre del 2001

Salgo del hospital. Llevo allí cinco días, estoy sin pelo y sin defensas, Un resfriado me ha dejado noqueado. Al llegar a casa sales como una flecha a recibirme, me doy cuenta al poco que aprovechando mi ausencia, te han llevado al veterinario para esterilizarte. Pese a ello y a la mala leche que me entra, pronto descubro que tu carácter no ha cambiado. Quizás sea mejor asi al fin y al cabo, teniendo a Linda en la misma casa, podría habernos llegado una camada en cualquier momento.

Octubre del 2004

Hace 7 meses que no te veo. Te han malcriado en mi ausencia, pero sigues siendo fuerte como un toro de medio palmo, la noche en que regreso abandonas tu cesta y vuelves a dormir a los pies de mi cama.

Diciembre del 2005

Un pringao intenta atracarme mientras os paseo Linda y a ti, empiezas a ladrar. Notas que algo raro pasa, Y no piensas, atacas como si fueras un Lobo. Estás a punto de llevarte una patada pero consigo ponerme en medio. El tipo se va, frustrado y gritando, con el orgullo herido, un par de collejas y el dobladillo del pantalón descosido.

En el 2008

Acabamos de operar a Linda, que se ha salvado por los pelos. Estamos aliviados y contentos, pero de pronto tú empiezas a estar raro. Te llevamos al veterinario y descubre que tienes el hígado inflamado. El pronóstico es malo.

Comienzo a a darte una pastilla diaria, en cuestión de unos meses, pasan a ser cuatro.

En el 2009
Al poco de conocerla, te sentaste en sus rodillas. Así es como supe que era una buena persona.



27 de abril del 2010

Después de dos años aguantando como un jabato, nos has dejado.

No te lo reprocho. Pese a tu carácter, has soportado durante mucho tiempo que te abriera la boca y te metiera las pastillas por la fuerza. Samilin, fortecor, hepatocan...Nunca me has ladrado, ni apartado la cabeza, jamás has intentado morderme ni tan siquiera te has escondido de mi cuando te llamaba cada día, entre las nueve y las diez.

Verte estos tres meses, cada vez más consumido y apático ha sido duro, tú, que funcionabas con diesel, que mascabas cristales y meabas gasolina.

Si hace 11 años hubiera tomado otra ruta paseando o al verte me hubiese hecho el sueco, no habrías compartido conmigo tu alegría, ni me hubieras dejado esta tristeza.

Gracias por todo, compañero. No dudo ni un segundo que has dejado mil veces más de lo que te has llevado.

Que tengas buen Viaje, enano cascarrabias.


miércoles, enero 27, 2010

La pasión de Jaycee:(I) Tecnofobia

31 de diciembre de 2045


El paisaje de una ciudad cualquiera en el 2045 no difiere mucho de la apariencia que tenían cuando comenzó el siglo XXI. Lamento tener que decir que no hay coches voladores, que la contaminación sigo igual o peor y siguen sin poder verse las estrellas. La gente continúa trabajando, viviendo y muriendo en reservas de hormigón, a salvo de los lobos, pero a merced de los depredadores de su propia especie.


Es en una de estas ciudades donde Jaycee acaba de terminar de tomar un café con su amigo, Tom-tom. ambos se levantan y se dirigen a la caja para pagar.


-¿Sigues sin chip, criatura?-Comenta Tom-tom

-Pues si, aún no lo tengo. Ni lo tendré-Contesta Jaycee.


Tom se frustra con su amigo, el cual se niega a seguir el ritmo de los tiempos y pasa su muñeca derecha por un lector situado sobre la caja registradora. Una luz roja se enciende en la caja registradora y parpadea durante un segundo o dos, pasando luego a ser verde. Una voz femenina pregrabada comunica que el importe de 8 ecus ha sido retirado de la cuenta de Tom.


Jaycee saca cuatro ecus de su bolsillo y se los pone a Tom en la mano, el cual le reprende: No quiero esta mierda de plástico para nada! Ponte ya el puto chip!


-Paso-Es la única respuesta de Jaycee a su amigo. Ambos continúan andando juntos un rato y hablando de temas triviales, un tiempo después se separan. Jaycee vuelve a su casa. Un cubículo en un edificio de nueva construcción, 12 metros cuadrados en los que está metida toda su vida. Es lo único que puede permitirse con los trabajos que realiza.


Lo primero que hace al entrar es desactivar la Inteligencia Virtual que controla la domótica del piso. No hay nada que deteste más que una máquina decida cuando debe encender o apagar la luz, o que se dedique a darle consejos de cocina. Odia la voz del aparato. "Nancy", la misma que tiene que oir en mil sitios, como por ejemplo la caja registradora de la cafetería en la que acaba de estar.


Se sienta en su cama-sofá, se lió un cigarillo y encendió su portatil. Está enfadado, muy enfadado. A partir de mañana iba a ser imposible conectarse así a internet. La red 4.0 se le ha echado encima. Desde el 1 de enero del 2046 la conexión solo podrá realizarse a través de IDN*y el no está dispuesto a que le abran el craneo para llenárselo de cables.


*IDN: Interfaz Directo Neurocibernético.



jueves, noviembre 19, 2009

Niño C: Terror en el ultramarinos (END)


La hermana Carmen, como buena religiosa que es, usa su retórica inflamada para ir ganando adeptos entre los supervivientes. El miedo se ha instalado en el corazón de los allí presentes y la solución que les ofrece la diminuta y mal encarada monja les parece cada vez más lógica. Eso si, el instinto de supervivencia de cada uno hace que luchen por no ser ellos el pecador que va a ser sacrificado.

Asi por ejemplo, Evaristo García, técnico frigorista señala: Yo no puedo ser el sacrificado, cuando el apocalipsis termine, necesitaremos que alguien mantenga nuestras neveras en funcionamiento!

Acto seguido, una marea humana empieza a recitar las razones por las que deben sobrevivir y esquivar la inmolación: Necesitaremos abogados en el mundo del mañana! Y economistas!

Hermana Carmen: Bueno, estamos todos de acuerdo en que necesitaremos electricistas, abogados, economistas, limpiabotas, barrenderos, canguros, borrachos y tontos del pueblo...Pero el sacrificio debe hacerse y tiene que quedar algo que no necesitemos.

Todo el mundo gira su cabeza hacia el Niño C, que está intentando conseguir el politono del wiki wiki para su móvil y como el servicio no funciona, se ha liado a golpes con la nevera donde guardan los helados. Al observar como la turba se gira hacia el, exclama:

llOOOOOOOOOOOOOOOoH, quita que yo toy mu lokoh, cucha me vai a comé er sipote, no tenei güevoh! (Era de esperar, siempre pagamos los pobres e indefensos)

Mientras, adopta una pose agresiva y agarra el cinturón con su hebilla de harley davinson que le quitó a un Heavy en la feria del 2007.

Cinco minutos después, está atado a la farola de enfrente, lleno de morados y contusiones. La niebla húmeda le envuelve por completo, cualquier sonido por insignificante que sea le aterroriza, pues no sabe que horrores antigüos y terribles acechan en las cercanías, pero se lo imagina y nada que esta realidad o los infinitos mundos paralelos que componen la existencia pueden ofrecer es más terrible que aquello que tejen nuestros oscuros miedos.
Entonces, una terrible bestia, un engendro similar a una langosta descomunal se aproxima a el atravesando los convolutos girones de blanca niebla, tiene el tamaño de una furgoneta y a cada paso se escuchan crujir y chirriar infinidad de placas quitinosas. La criatura se detiene a escasos pasos del Niño C y abre su terrible boca, jalonada de dientes irregulares del tamaño de puñales. El monstruo ruge y se abalanza sobre el, antes de ser devorado el niño C sólo tiene tiempo a decir una expresión.
GñeEeEEeEEeEeEe!!!!!! (No me arrepiento de nadaaaaaaaAaaAAaAAaaaaaaa!!!!!)



Días después, la crisis ha pasado, no se trataba del apocalipsis previsto por la Hermana Carmen. En una rueda de prensa, los responsables de Metro Málaga reconocen que durante las excavaciones encontraron una losa de piedra grabada con símbolos arcanos. Uno de los que estaban allí, Universitario tenía que ser, se le ocurrió leerla y al instante apareció la niebla y las criaturas, que solo pudieron ser erradicadas al descubrir su terrible alergia a los boquerones en vinagre. Pero eso es otra historia.

...

9 meses después, la Yoli se encuentra dando a luz. Con el asunto de los insectos mutantes no pudo ir a la farmacia a por la píldora del día después y más adelante se le olvidó porque fué a un concierto de El Barrio que estuvo toooooo wapo ave. Además, estar preñada le daba una excusa para hincharse de phoskitos sin que nadie le dijese que estaba gorda. De su vientre nace un niño, al cual, al darle una palmadita para ver si reacciona rompe a llorar a pleno pulmón, saludando al mundo.

GÑeeeeeEEeEEEEEEeeeeeeEEEEEEeEeEeEeEeEEEEEE!!!!!!!


miércoles, noviembre 18, 2009

Niño C: Terror en el ultramarinos (Continuación)

Han pasado apenas 15 minutos desde que entró en el Lidl y el niño C ya se ha encerrado en el almacén con una de las Cheerleaders, Yumara, que es de su barrio y cuya rivalidad con la novia de nuestro héroe, Yoli, le lleva a cometer actos de los que se arrepentiría si supiera lo que significa esa palabra.

De pronto, ambos escuchan unos golpes en la cortina metálica que da a la calle, a pocos metros de donde se están dando el lote.


Niño C: IlloooooooooooooooooooooH, callarzeeeeeeeee, como vayaaaaaa us toco la caritaaaaa. (¿Qué puede ser ese ruido? Debería ir a comprobarlo.)

Yumara: Aaaro. (Espera, te acompaño)


En cuanto se acercan los sonidos paran, se dan los dos la vuelta y en ese momento El Niño C le hace a Yumara El Movimiento, Una torsión perfecta de índice y pulgar que desabrocha cualquier sujetador en 0,02 segundos. Justo cuando se disponen a entrar en faena de nuevo, la persiana metálica chirría, levantándose un par de palmos del suelo. Varios tentáculos recubiertos de garfios entran en el almacén y uno de ellos aferra por la pierna a Yumara.

Yumara: caníOOOOOOOO! (Ayúdameeeee!)

Niño C, mientras corre en dirección contraria: Tuhhh Muetto, ke ezo pinshaaaaa. (Aguanta, voy a por ayuda).




El niño C corre hacia la puerta que da acceso al lidl, mientras escucha un ruido que le recuerda a cuando estuvo de aprendiz en una carnicería del Mercado de Atarazanas y encendió sin querer la trituradora de carne cuando se jefe tenía la mano metida.

Entra al Lidl y cierra la puerta tras de si. Pero aun no ha conjurado el peligro, puesto que el interior del supermercado es un caos de gritos y sangre. Terribles criaturas insectoides provistas de pinzas afiladas atacan a los supervivientes, que se defienden con fregonas y esparciendo Freeway cola sobre los monstruos, cuyo poder acídico los disuelve entre chirridos que hielan la sangre.

Un bicho, una especie de libélula deforme fija su atención en el Niño C, que agarra un tipo que corre a su lado y lo interpone frente a la bestia husto antes de que le clave su terrible aguijón. El hombe cae al suelo hinchándose y retorciéndose por los efectos de un veneno que no es de este mundo.
Poco a poco, la situación se va controlando. A base de escobazos, los insectos mutantes son aplastados y las brechas en las puertas tapadas de nuevo, pero a un trágico coste, muchos yacen muertos y heridos. Nuestro héroe está ileso, salvando la vida escodiéndose detrás de una mujer embarazada, que se ha defendido de los insectos con la misma fiereza con la que defendería su asiento en el autobús.

Los supervivientes están aterrados, sin saber que hacer. De pronto, una voz se alza grtiando. Es femenina, pero dura. Ronca y rasgada por mil tragos de cazalla de la sierra.


Hermanos, esto que nos sucede es el castigo a nuestra arrogancia! Dios nos ha enviado una plaga para ponernos en nuestro lugar. Hemos olvidado los caminos del señor para seguir una ruta de depravación moral, vagancia y porno gratis en internet. Se impone un sacrificio humano, la ofrenda de la sangre de un pecador para renovar la alianza con el señor!


El niño C mira en dirección a la voz, una mujer menuda y delgada, arrugada, vestida con un hábito gris y una rebeca negra de punta. Lleva unas gafas frabicadas con el culo de unas cruzcampo y sujeta entra las manos un dvd del Superlibro (a 4,95 euros)

Niño C: Ottia, za eeeh mi maestrah, la Henmana Cannmen! (Vamos a morir todos)


sábado, noviembre 14, 2009

Niño C, Terror en el ultramarinos, Primera parte.(de dos, o tres)

Una nueva aventura del Niño C, que ya le tenía olvidado.

La Yoli no se levanta de la cama, después de tres días de sexo, PCP y fogatillas con las vecinas bailando reggueton y flamenquito, la novia del Niño C está incapacitada.

Niño C: Cania, pa co tu rollo? So lah doh ia...Arme e dezaiuno. (¿Te encuentras bien? Observo que no te has levantado todavía...¿No tienes hambre?)

Yoli: PON CULO YA OME. (Estoy agotada, vas a tener que preparar tú la comida)

Niño C: Zera iaputa. Ia Ia voi io...Zuh muertoh(Pobrecita, la verdad es que salimos hasta tarde ayer)

Algo desanimado por el desinterés de su compañera, Niño C se monta en su Thyphoon y sale raudo y veloz en dirección al Lidl de los Almendrales, donde tiene pensado comprarle un par de gramos Ar Cué y luego robar una bolsa de galletas rellenas de crema de almendra, que ya no tiene 15 años y la droga le sienta mal si no come algo.

Cuando llega a dicho barrio, una extraña niebla empieza a cubrirlo todo, pronto no es capaz de ver a más de dos metros de su posición, frena un poco al vislumbrar de pronto los faros de un coche que van hacia el lentamente, pero algo anda mal, hay una cosa que no cuadra. Los faros son demasiado pequeños y están puestos muy alto, a dos metros o mas del suelo.

Niño C: Quita locohhhhh, que tatropellooooo, tontitoooooo!! (Apartese caballero, tengo preferencia en esta calle)

Como Respuesta, el coche emite un ¿Rugido? Pronto el niño C comprueba que no se trata de un coche, si no de una bestia insectoide, una mantis religiosa desproporcionada y de color verde caqui que intenta atraparle con sus zarpas afiladas.

Niño C: Woooooo, contigo no bishooooo, tranquilo mehon solo, picoleto con guadañah, zocorrooooooo! (Engendro plutoniano, no me tocarás un pelo!)
El Niño C acelera y da un quiebro con el volante, avanza sin control más de cien metros y choca con algo, Es la puerta del Lidl! Un grupo de personas esta dentro y le abren para que pueda entrar a refugiarse. Está acojonado, pero todo cambia cuando comprueba que entre las docenas de refugiados se encuentran las cheer leaders del Unicaja.

Niño C: Gñe! (Gñe!)

Continuará...